La teoría
de los actos de habla es una de las primeras teorías en
pragmática y su formulación se basa en las ideas de John Austin. El
autor propone que el acto de habla se presenta constantemente, porque la
enunciación constituye, por sí misma, un acto, dado que las palabras
transforman la relación entre los interlocutores. Un ejemplo claro de la
situación es que cuando un juez dice: lo
declaro culpable está hablando y, a la vez,
realizando un acto: declarando una condena. Además, el acto de habla, es decir,
la emisión del enunciado, puede realizarse en forma oral o escrita, lo
importante es "que lleva a cabo una acción por medio de palabras”. Así, un
acto de habla puede ser solicitar una dirección, ofrecer un servicio, expresar
un deseo, justificarse, expresar indiferencia, ironía o resentimiento, etc.
Los actos de habla son uno de los principios más importantes de la
pragmática, ya que se asumen como la unidad mínima y principal constituyente de
la comunicación
lingüística, así la lengua termina siendo la reunión de todos los
actos de habla que los sujetos ejercen en su diario vivir. John Austin y John Searle,
padres de la pragmática, distinguen los siguientes actos de habla en un
enunciado:
De esta manera, un acto de habla lo constituyen dos aspectos fundamentales, el primero es la enunciación (lo que decimos o escribimos) y el segundo es la acción (lo que con este enunciado se ejerce). Sin embargo, el vínculo que determina su significado es el contexto y no siempre es interpretado por los receptores de la misma manera. Así pues, en ocasiones existe divergencia sobre interpretaciones o malentendidos entre lo que se quiere lograr por medio de un enunciado y el sentido que se transmite.
Las funciones Comunicativas
La función declarativa o informativa
Cumple con el objetivo primario de la lengua, es decir, informar a los
interlocutores acerca del mundo que los rodea: La Luna es el único satélite de nuestro
planeta. Sin embargo, está presente también en muchos otros
actos de habla. Por ejemplo, el enunciado Se soltó el perro, cógelo aunque se pueda catalogar como imperativo, también se puede clasificar
como expositivo, dado que se está mostrando una idea.
La función expresiva o emotiva
Así como es importante comunicar acerca del mundo que
nos rodea, también es relevante, en un acto comunicativo, informar acerca de
nuestro mundo interior. En efecto, en algunos actos del habla, el
emisor le expresa al receptor directa o
indirectamente cómo se siente emocionalmente. Casi todas las palabras que
pronunciamos reflejan nuestro estado emocional, ya sea rabia, decepción,
felicidad, tristeza, ansiedad o cualquier otro sentimiento. Así, en diferentes
tipos de enunciados, no solo en los exclamativos, se reflejan emociones y
sentimientos.
Por ejemplo, en la oración El
rector decidió cancelar el acto cultural, el enunciado se podría catalogar como aseverativo o declarativo. No
obstante, los elementos paralingüísticos que podrían
acompañar la enunciación, como el tono de voz del emisor o su lenguaje
corporal, informarán si está molesto o feliz con la decisión que está
expresando.
Función directiva o conativa
Los enunciados con esta función se caracterizan por su
propósito de modificar el comportamiento del receptor. Muchos llevan implícita una
intención
exhortativa. La exclamación ¡La comida está lista! Puede implicar, por ejemplo, pasar
a la mesa. Cuando enfatizan acciones como llamar a alguien,
reciben el nombre de apelativa. También,
estos enunciados, pueden ordenar, prohibir, aconsejar, etc.
Las
función de contacto o fáctica
El objetivo de la función
de contacto consiste en iniciar, prolongar, interrumpir o finalizar
una conversación. Además, se utiliza para cerciorarse de que la comunicación
está fluyendo correctamente. Su contenido informativo es escaso, dado que se
emplea para facilitar el contacto social y así, optimizar, después, el
enunciado que se quiere expresar. Por ejemplo, usar expresiones como te escucho, claro, naturalmente, como no,
OK, etc., sobre todo en medios de comunicación no directos
(teléfono, chat), garantiza que el canal de comunicación funciona correctamente
y que el mensaje se recibe sin interrupciones.
La función metalingüística
La función
metalingüística se basa en el propio código de la lengua. Esto
significa que somos capaces de conversar sobre la manera en que hablamos y esto
lo hacemos cotidianamente.
Cuando preguntamos ¿Qué
significa la palabra estipendio? o cuando decimos Eso no se dice así estamos empleando esta función. Por tanto, se utiliza para hablar del
lenguaje que se está usando y así, aclarar el mensaje. Precisamente una de las
propiedades más fascinantes del lenguaje humano consiste en que puede ser
empleado para que hablemos de nosotros mismos y así modificar, conscientemente,
la manera en que usamos el idioma. Sin esta manera de aprovechar nuestras
habilidades comunicativas sería imposible, por ejemplo, aprender otras lenguas.
Las funciones ludida y estética
La lengua guarda una íntima relación con el entretenimiento y el arte. Los
seres humanos no se contentan con las funciones comunicativas básicas, se
esfuerzan a diario para usar la lengua de manera divertida por medio de
chistes y expresiones de doble sentido, así como para crear textos orales y
escritos que sean bellos. Contar
historias, que es una de las actividades propias de la especie humana,
está mediada por la lengua y se estructura tanto para divertir como para crear
una obra que agrade estéticamente. De hecho, la mayor expresión de la función estética en
la lengua se encuentra en la literatura, en la que el idioma es la materia
prima con la que los escritores moldean sus escritos.
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